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La música nos acompaña a todos los lados. Disponemos de aparatos que nos permiten disfrutarla allá donde vamos: reproductores mp3, ordenadores portátiles, smartphones... En la generación de nuestra Identidad Digital y en la socialización que nos dan los distintos servicios de redes sociales, la música potencia nuestra sociabilidad online conformando un nuevo tipo de experiencia en su consumo. Hoy en día se crea, descubre, consume, comparte y comenta más música que nunca.

 

Hoy en día uno de los grandes agentes transformadores de la comunicación son las redes sociales. A ellas se debe el hecho de que nos mantengamos diariamente conectados con nuestro entorno de amigos, contactos y gustos que forjamos a lo largo de nuestra vida. Este cambio en la manera de comunicarnos afecta directamente la estrategia de mercado del sector musical.Por poner un ejemplo, solamente en Facebook se pueden llegar a compartir más de 1000 millones de canciones en un mes.

 

El cambio de comportamiento del usuario ha modificado las reglas de juego de la música. Cada vez menos gente está dispuesta a gastar grandes cantidades de dinero en un producto físico que tiende a desaparecer, en un entorno en el que, por otra parte, el consumo digital continúa creciendo cada año. 2011 fue el primer año en EEUU en el que lo digital superó en beneficios al mercado físico, por lo que, no es de extrañar que se haya convertido en un mercado estratégico gracias a los servicios de streaming como Spotify, SoundCloud o Looplay.

 

 

Industria musical e Internet, relación de amor y odio

Los expertos apuntan hacia cinco claves fundamentales que han impactado en el mercado de la música:

 

  • Digitalización de los contenidos. La accesibilidad de los mismos es mucho más profunda ahora. Podemos reproducir prácticamente cualquier canción que queramos gracias a Internet.

  • Desaparición de los intermediarios. Cada vez más artistas apuestan por la autoproducción y autodistribución de sus creaciones. Dan a conocer su trabajo a través de Internet y pueden llegar a un gran público sin salir de casa.

  • Globalización. En consonancia con el primer punto, sin movernos de nuestro hogar podemos acceder a una cantidad inimaginable de información de cualquier grupo o artista. En pocos clics podemos descubrir artistas nuevos de la otra parte del globo, acceder a su web, seguirlos de cerca en Facebook y Twitter, ver sus videos en YouTube...

  • Facilidad de cooperación, gracias a plataformas de co-creación o colaboración económica (Crowfounding).

  • Transformación de los modelos de negocio. Es muy evidente el impacto que ha tenido en las grandes industrias convencionales la aparición de nuevos 'players' como iTunes o Amazon, ajenos al sector.

La aparición, a finales del siglo pasado, de Napster, fueron el punto de partida de toda esa transformación. Es gracias a este tipo de servicio que se populariza el mp3 y las empresas discográficas empiezan a sufrir a escala mundial. El usuario no necesita ir a la tienda en busca del último disco de su banda favorita. La música pasó a estar a solo unos clics de distancia.

 

En la primera década de nuestro siglo los resultados financieros de la música fueron negativos. De los 27 mil millones de dólares en ventas de 1999 se pasó a 16 mil millones en su punto más bajo. Aunque, por sorpresa, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica informó que en 2012 se había logrado no solo frenar ese descenso, si no que se logró una utilidad de 0.3% en las ventas respecto al año anterior.

 

Se abrió una puerta a la esperanza. Las compañías discográficas comenzaron a cogerle el pulso al mercado digital, que les pasó por encima como una avalancha en sus inicios. El tiempo que les llevó recuperarse de esta nueva realidad, es el tiempo que se extendió la crisis. La mentalidad de la industria ha cambiado. Se ha dejado de pensar solo en enfrentarse a Internet y han empezado a sumar el factor digital a sus proyectos.

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